El presidente de Chile, Gabriel Boric, instruyó al ministro del Interior, Álvaro Elizalde, a viajar a Buenos Aires tras los incidentes registrados en el partido entre Independiente y Universidad de Chile por la Copa Sudamericana.
Decisión del Gobierno chileno
El mandatario calificó como “inaceptable linchamiento de chilenos” lo ocurrido en Avellaneda y dispuso que el ministro viaje para acompañar a heridos y verificar la situación de los detenidos, en coordinación con la Embajada y el Consulado. También remarcó que la violencia carece de justificación y que se protegerán los derechos de los ciudadanos, sin interferir con las responsabilidades que determine la Justicia.
Incidentes dentro del estadio
Durante el primer tiempo, el sector visitante en la Tribuna Sur Alta registró roturas de butacas y de baños, el uso de palos y botellas como proyectiles, así como incendios de asientos y detonaciones de bombas de estruendo. La dinámica agresiva se extendió hacia hinchas locales ubicados en las bandejas inferiores.
Intervención policial y suspensión del juego
El inicio del segundo tiempo se demoró por el desalojo de la parcialidad visitante anunciado por altoparlantes del Libertadores de América–Ricardo Bochini. Tras la reanudación, el árbitro Gustavo Tejera detuvo el partido a los dos minutos ante el ingreso de simpatizantes al campo, algunos con lesiones, y convocó a capitanes y al jefe de seguridad para evaluar condiciones.
Escalada de violencia y riesgos para los asistentes
En el exterior se reportaron corridas y detonaciones, mientras que una facción disidente de la barra local irrumpió en el sector visitante, donde se registraron golpizas, robos de prendas y heridos visibles con sangrado. Un hincha fue observado cayendo desde la tribuna, en un contexto de alta exposición a riesgos físicos.
Dispositivo de seguridad y cobertura
De acuerdo con Aprevide (Agencia de Prevención de la Violencia en el Deporte), el operativo incluyó 650 efectivos policiales y más de 150 agentes de seguridad privada. Sin embargo, testigos señalaron ausencia de personal en el sector visitante en los momentos críticos.
Detenciones y actuación consular
Tras la cancelación del encuentro, se informó la detención de más de 300 hinchas chilenos en Puerto Madero. El Gobierno chileno indicó que su prioridad inmediata es conocer el estado de los agredidos, asegurar su atención médica y garantizar el respeto de garantías a las personas detenidas, mediante acciones coordinadas con Cancillería, Embajada y Ministerio del Interior.
Antecedentes disciplinarios recientes
A fines de julio, Conmebol había apercibido a Universidad de Chile por instalación indebida de banderas y por el ingreso a estructuras no habilitadas en torneos internacionales. Estos antecedentes reabren el debate sobre medidas sancionatorias y controles de acceso.
Organización del partido y responsabilidades
La logística del encuentro fue cuestionada por la ubicación de la parcialidad visitante y la gestión del riesgo en el estadio. La advertencia por altoparlantes exigió el abandono de la tribuna por actos vandálicos, pero la contención dentro del recinto y en los accesos resultó insuficiente para evitar la escalada.
Voces dirigenciales y escenario disciplinario
Desde la dirigencia de la U de Chile, Daniel Schapira calificó la situación como producto de fallas organizativas y anticipó sanciones para el club. Indicó que la distribución de 3.500 entradas y la localización del público visitante sobre la barra local generaron un escenario de alto riesgo.
Implicancias para el torneo
El encuentro de octavos de final quedó cancelado, y la definición sobre continuidad, sanciones disciplinarias y eventuales responsabilidades administrativas recaerá en los organismos de competencia y la Justicia, a partir de los informes de arbitraje, seguridad y autoridades locales.
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