Alejandra “Locomotora” Oliveras, ex campeona mundial de boxeo, falleció este lunes a los 47 años tras permanecer dos semanas internada en el Hospital José María Cullen de Santa Fe.
La deportista había sido hospitalizada luego de sufrir un accidente cerebrovascular isquémico, lo que derivó en un cuadro clínico calificado como “crítico” por los profesionales médicos.
Un ACV que marcó el inicio del desenlace
Oliveras ingresó el pasado lunes 14 de julio por la guardia del centro médico santafesino, luego de experimentar una pérdida de movilidad en el lado izquierdo del cuerpo. Los primeros exámenes indicaron que presentaba un síndrome confusional y que el cuadro era de extrema gravedad. A pesar de los esfuerzos del equipo de salud, la situación fue agravándose con el paso de los días.
Según explicó el director del hospital, Bruno Moroni, la boxeadora sufrió un shock seguido de un tromboembolismo pulmonar masivo, un evento que provocó la obstrucción de arterias pulmonares vitales. Este coágulo de sangre limitó severamente el flujo hacia el corazón y los pulmones, contribuyendo al fatal desenlace.
Sin antecedentes médicos previos significativos
El caso llamó la atención debido a que Oliveras no presentaba antecedentes de salud relevantes. Solo se había sometido recientemente a una operación menor, que no habría generado complicaciones aparentes. No obstante, uno de los estudios practicados durante su internación reveló una obstrucción arterial cerebral, desencadenante directo del accidente cerebrovascular.
Un futuro político que quedó truncado
Además de su carrera deportiva, Alejandra Oliveras tenía previsto participar en la convención constituyente de su provincia con el objetivo de colaborar en una reforma parcial de la Carta Magna. Su fallecimiento interrumpió abruptamente una nueva etapa en su vida, esta vez vinculada con la política y el servicio público. Al momento de su muerte, se encontraba acompañada por sus hijos y otros familiares cercanos.
Una vida de lucha desde la infancia
Nacida el 20 de marzo de 1978 en El Carmen, Jujuy, y criada en la provincia de Córdoba, Alejandra Oliveras enfrentó desde pequeña condiciones sociales muy adversas. Creció en el seno de una familia humilde, comenzó a trabajar a temprana edad y fue madre a los 14 años. A lo largo de su juventud, también fue víctima de violencia de género, experiencia que la llevó a iniciarse en el boxeo como forma de defensa personal.
Una carrera profesional brillante
El debut profesional de Oliveras se produjo el 12 de agosto de 2005 en General Levalle, Córdoba, donde venció por nocaut a María del Carmen Potenza. Poco tiempo después, en mayo de 2006, alcanzó notoriedad internacional al consagrarse campeona mundial supergallo del CMB tras derrotar a Jackie Nava en Tijuana, México.
Con el tiempo, sumó cinco títulos mundiales más, entre los que se destacan el cinturón pluma de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB) en 2011, el título pluma de la Organización Mundial de Boxeo (OMB) en 2012, y el campeonato superligero del Consejo Mundial de Boxeo (CMB) en 2013. Su palmarés final incluyó seis cinturones en tres categorías distintas.
Récord y legado en el boxeo argentino
Con un registro profesional de 33 victorias —16 de ellas por nocaut—, 3 derrotas y 2 empates, Oliveras se convirtió en una de las figuras más importantes del boxeo femenino argentino. Su estilo agresivo, su determinación y su historia personal la convirtieron en un símbolo de superación y fortaleza.
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