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31 marzo 2023

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La vergüenza impide a muchos adolescentes quitarse los barbijos: "Tengo muchos granos", afirma una adolescente.

El uso frecuente de tapabocas como medida preventiva en la pandemia ha afectado a los adolescentes de manera inesperada. Muchos de ellos se han acostumbrado tanto a llevar la mascarilla que les resulta difícil dejar de usarla, incluso cuando no es obligatorio. ¿A qué se debe esta actitud?

La vergüenza de sacarse el tapabocas

La vergüenza por mostrar su rostro o por tener imperfecciones visibles al quitarse la mascarilla es una de las razones principales. La situación ha alcanzado una dimensión considerable, lo que preocupa a los psicólogos debido a las posibles consecuencias en el neurodesarrollo de los adolescentes. El fenómeno es difícil de cuantificar, pero es real y está bastante extendido, tal y como confirman los propios afectados, los profesores y los psicólogos.

La mascarilla como barrera emocional

Los adolescentes son, por naturaleza, personas que en su concepción del crecimiento y la autoestima tratan a menudo de ocultar lo que sienten, y han utilizado la mascarilla como un medio para eso. La mascarilla no solo tapa imperfecciones, sino que también sirve como barrera emocional. Por lo tanto, algunos adolescentes no quieren quitársela porque les da vergüenza mostrar su verdadero yo. Además, la mascarilla se ha convertido en una parte de ellos mismos, y al quitársela, se sienten extraños y fuera de lugar.

El problema del neurodesarrollo

La situación es preocupante para el neurodesarrollo de los adolescentes. Como explica Pedro Javier Rodríguez, pediatra del servicio de Psiquiatría del Hospital Nuestra Señora de Candelaria en Tenerife, España, "los adolescentes aprenden a relacionarse a través de la expresión emocional de otras personas, sobre todo otros adolescentes. Pero si no ves la respuesta a una determinada actitud, ¿cómo aprendes si tu conducta es positiva o negativa? La expresión facial es muy importante para los adolescentes, y todo esto se ha perdido en los dos últimos años".

La ansiedad de quitarse el tapabocas

El problema se ha acentuado en los colegios, donde algunos alumnos y profesores no se conocen de cara en persona. El hábito de llevar la mascarilla se ha adquirido tan rápido que los adolescentes se sienten extraños al quitársela. La situación es especialmente difícil para aquellos que ya tenían ansiedad o fobias previas, ya que la mascarilla se ha convertido en una especie de protección para ellos. Como señala la psicóloga infantil Bárbara Zapico, "el hábito se adquiere rápido si es continuo".

La necesidad de trabajar en la reconstrucción social y emocional

Los especialistas destacan la importancia de trabajar en la reconstrucción social y emocional de los jóvenes. Es fundamental fomentar la interacción social, la expresión emocional y la comunicación. Además, es importante generar un ambiente de confianza y seguridad para que los jóvenes se sientan cómodos y confiados en su entorno social.

Es necesario que los jóvenes aprendan a relacionarse adecuadamente y a expresar sus emociones de forma adecuada. La situación actual exige una mayor atención a la salud mental y emocional de los jóvenes, para evitar problemas más graves a largo plazo.

La preocupación de las familias

El fenómeno de los adolescentes que no quieren quitarse la mascarilla preocupa a muchas familias. Ven a sus hijos recelosos de mostrar su verdadero yo, lo que puede tener un impacto negativo en su desarrollo emocional. Además, algunos adolescentes tienen complejos o imperfecciones que les hacen sentir inseguros al quitarse la mascarilla. La situación es compleja, pero los expertos señalan que es necesario abordar el problema para evitar posibles consecuencias a largo plazo.

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